"Yo era un niño solitario que vivía en Sicuani y jugaba con ranitas, con barcos que surcaban los ríos. Allí empecé a notar la parte cuantitativa de la naturaleza y a desarrollar la parte matemática de mi cerebro”, nos cuenta un notable científico peruano cuyo trabajo en la nanotecnología ha permitido, por ejemplo, la aparición de la televisión digital y, en pocos años, de la TV en 3D.
Veía los fenómenos naturales y quería explicárselos científicamente. Así es. Como no tenía amigos, por vivir en una zona apartada, me dedicaba a pensar en estos fenómenos.
En el científico Fernando Ponce, con estudios en Stanford y profesor de la U. Estatal de Arizona, ¿cuánto queda de ese niño de Sicuani?Mucho. Uno no puede ignorar su origen. Aunque he aprendido nuevos idiomas, he hecho nuevos amigos y me he adaptado a las culturas que me ha tocado vivir, sigo siendo el niño que jugaba con ranitas.
¿Cómo era su padre? Mi padre siempre me estimuló a comprender a los demás y a ser independiente. Recuerdo que, cuando me inscribió en el colegio, puso que yo sabía otro idioma: no puso quechua, puso inglés. Y me dijo: “Ahora te toca aprenderlo”. No lo defraudé.
Estudió en el Leoncio Prado. ¿Es tan terrible como cuenta Vargas Llosa?Peor. Me traumó y, a la vez, me formó para la vida. Yo era un joven serrano e inocente. Allí me enfrenté con muchos criollos que debían estar en un reformatorio, pero también hallé estudiantes de muy alta calidad. Quien sobrevive al Leoncio Prado está preparado para enfrentarse al mundo.
Estudió en la UNI y fue un estudiante bastante destacado.Sí, pero no solo yo. La UNI era increíble, con estudiantes fantásticos, donde uno encontraba a lo mejor del Perú.
Ha investigado, durante varios años, a los diodos. ¿Qué es un diodo?Es un semiconductor que, en estado 'puro’, no conduce electricidad, pero si uno le introduce impurezas, puede hacerlo. Antes se usaban los tubos de vacío. Los diodos nos han permitido trabajar con chips. Si el diodo es más complejo se transforma en transistor, que tiene la capacidad de amplificar una señal. La invención del transistor fue clave porque permitió abandonar los tubos y pasar los chips. Así nace la industria electrónica. Yo tuve la suerte de trabajar en Hewlett-Packard, que desarrolló esta tecnología. En Stanford yo aprendí a ver a los átomos. Me sentía como el muchacho de Sicuani que estaba jugando, solo que ahora con nuevos objetos, sin seguir instrucciones… descubriendo la estructura atómica de los materiales.
¿Qué desarrolló mientras trabajaba en Hewlett-Packard? Materiales como los LED, que son los diodos emisores de luz. De allí proviene la optoelectrónica. Cuando mejoramos la eficiencia de estos dispositivos nació el láser. Los diodos láser están en casi todos los dispositivos electrónicos. En los 70 creamos el láser infrarrojo. La luz infrarroja se transmite con poca pérdida a través de fibras de vidrio y es la base de la Internet.
¿Qué vino después? Los rayos infrarrojos permitieron crear el CD. En los 80 trabajamos en el láser rojo, cuya capacidad de transmisión, con el mismo sistema óptico, es mayor. Allí nacieron los DVD. En los 90 trabajamos en el láser azul, que nos permitió grabar con más densidad. Allí nació la televisión de alta definición. En esta década estamos desarrollando el láser verde y el láser ultravioleta, que nos permitirá desarrollar, de acá a unos quince años, la televisión en tres dimensiones. Ojo, 'estamos’ trabajando. Somos entre 10 y 15 laboratorios en el mundo. La colaboración es común entre científicos. No interesa quién llega primero, porque lo que más se necesita son ideas. Es como construir un edificio, un solo ladrillo no es suficiente. Antes que la patente, es importante el conocimiento porque, recordemos, los dispositivos no existen, los estamos creando.
La crisis ha afectado los fondos para la investigación. Felizmente no. Estados Unidos tiene la suerte de tener a Barack Obama como presidente, quien sabe que una manera de enfrentar la crisis es apoyando el desarrollo científico, tecnológico. Estamos en una época buena porque la falta de empleo permite reentrenar a la gente. Es más rentable invertir en ciencia que en la bolsa.
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